jueves, diciembre 24, 2009

Hoy tenía muchas ganas de escribir...

...pero no me salía nada. Eso sí, tenía muy claro lo que quería escribir:

viernes, diciembre 04, 2009

De las lágrimas para llorar cuando valga la pena

Es curioso el estado en que se queda, fisicamente, el cuerpo cuando uno tiene ganas de llorar. Es como si te faltara el aire y tuvieras una presión enorme en la garganta... bien es cierto que esto solo pasa cuando se aguantan las ganas de llorar, cuando uno hace un notable esfuerzo por refrenar la forma que tiene el cuerpo de reaccionar a la tristeza, que es lo que habitualmente hace la gente, aún a sabiendas que dejar fluir el llanto sin restricción alivia el dolor físico es como si aumentara el psicológico, como si de esta forma se balanceara el dolor entre lo mental y lo físico, entre lo sentimental y lo sentido, entre lo abstracto y lo definido.

Pero la sensación es peor cuando el llanto cesa, cuando uno se "calma" y las lágrimas dejan de brotar. La sensación es parecida a tener la gripe, las articulaciones pesan, te encuentras cansado... hasta alzar los brazos para apartar las lágrimas de los ojos supone un esfuerzo. Al menos los primeros 3 o 4 minutos, de ahí la cosa se estabiliza, la debilidad parece marcharse y recuperas la compostura... mas o menos, pero aún así sigues teniendo la sensación de que todo pesa un poco mas y cuesta un poquito mas, generalmente esta sensación nos abandona cuando dormimos y curiosamente tambien, como si el cuerpos supiera lo que va a pasar, después de llorar es tomar contacto con la almhoada y caer rendido.

Lo que tambien es francamente curioso es la cantidad de cosas que pueden sacar a florecer esa tristeza que nos lleva a derramar unas lágrimas. Y no tiene porque ser necesariamente una película triste, o una historia devastadora... no, generalmente, incluso cuando es un filme el que provoca el llanto es porque evoca algo que hemos sufrido o que conocemos bien, así que perfectamente puede ser una señora mayor cantando ópera en un prorama-concurso de Cuatro que se parece demasiado a un ser querido que ya no está, tanto que hasta se llama igual. Y lo cierto es que se puede llorar por muchas cosas, de rabia, porque ha perdido tu equipo, porque uno se marcha lejos, por alguien que ha tenido un detalle contigo, por un amor perdido, por que se meten contigo, de frustración... pero creo que el peor llanto de todos es aquel provocado por una ausencia irrecuperable, por una sensación de vacío que sabes que no podrás llenar nunca mas, que por mucho que pasen los años seguirá estando ahí y que, aunque cada vez con menos frecuencia es inevitable que aparezca de cuando en cuando... pero esto no tiene porque ser negativo, pues en esos momentos estás recordando a alguien importante para tí, que aunque ya no esté lo sigue siendo, alguien que desearías con todas tus fuerzas que siguiera aquí pero ya no está, que, aunque sabes que es ley de vida no puedes evitar romper a llorar como un crío por que echas francamente de menos... pero está bien llorar, eso signifca que no has olvidado y que de alguna forma aunque se fue dejo algo en tí... por que las lágrimas son para llorar cuando vale la pena.

Te echo mucho de menos abuela.